Los gráficos de barra anteriores muestran la información de
tres países europeos en cuanto a cinco dimensiones culturales, dimensiones
desarrolladas por el antropólogo holandés Geert Hofstede.
El primer aspecto
estudiado es “la distancia al poder” de dichos países. Es destacable
visualmente el porcentaje que separa a España y a Dinamarca.
El primer país es un
país claramente jerarquizado donde el jefe es quién manda y los empleados, sus
subordinados, son quiénes obedecen a sus órdenes. Además, los puestos están muy
diferenciados, fomentando la centralización y por tanto el afán de liderazgo. No
obstante tanto en Suiza como en Dinamarca, siendo en este último más manifiesto
con un 18%, prima la igualdad y la accesibilidad entre unos cargos y otros. Los
empleados esperan ser consultados en las distintas decisiones y los jefes se
apoyan en la experiencia de las personas que forman su plantilla, fomentando
así una mayor participación.
La segunda gráfica muestra el nivel de
“individualismo” que presentan dichos países. Los tres países son países
individualistas donde se velan por los intereses de las personas como seres
independientes, con unas necesidades que suplir, y los de sus familiares directos. Este aspecto es más pronunciado en Suiza y
Dinamarca. Son países cuyas sociedades no cohesionadas se definen en términos
de “yo” y no de “nosotros”. España, con un 51% por ciento podría decirse que es
un país individualista-colectivo, en los que ambas realidades coexisten en la
sociedad, donde existen individuos independientes y otros que prefieren la
unión y el cuidado por parte de familiares y grupos leales.
La dimensión abordada
en la tercera gráfica es el nivel de “masculinidad” de las sociedades de Suiza,
España y Dinamarca. El primero de ellos es un país notoriamente masculino
caracterizado por la competitividad y el deseo de éxito. Los dos últimos son
países feminizados, siéndolo más Dinamarca, estas sociedades se prestan más a
la cooperación, al cuidado de los más débiles y a la calidad de vida. Estas
sociedades están más orientadas al consenso.
En cuanto al nivel de
“aversión al riesgo”, el país que se siente más incómodo con la incertidumbre y
el riesgo es sin lugar a dudas España con un 86%, seguido por Suiza con un 58%.
Ambos países temen al futuro, por tanto, intentan controlar aspectos cotidianos
empleando leyes, reglas rígidas y estrictos códigos de creencias. El
comportamiento de sus ciudadanos es promovido por el trabajo duro y el hecho de
estar siempre ocupados. No obstante, Dinamarca es un país que mantiene una
actitud relajada y tolerante con opiniones diferentes. La sociedad está menos
encasillada en reglas por un lado y más contemplativa y flemática por otro.
El último aspecto
tratado es la orientación a “largo plazo”. Los tres países presentan tantos por
ciento por debajo del 50%, por tanto, son países cuyas economías están
orientadas al corto plazo. Esto es, la capacidad de ahorrar, invertir y
perseverar en la consecución de los resultados se ve reducida en los tres,
siendo menor en España con un 19%. Los tres países presentan un enfoque en el
logro de resultados rápidos y están concienciados con cumplir las obligaciones
sociales, respetar la tradición y proteger sus reputaciones.